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No es la política la que crea extraños compañeros de cama (Groucho)
En cierta ocasión,
José Solís, ministro de Trabajo franquista,
natural de Cabra (Córdoba), le discutía al político y rector de la
Universidad Complutense, señor Muñoz Alonso, para qué servía el
latín. El profesor le respondió: Por de pronto, señor ministro,
para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense (por ser esta villa la antigua Egabro romana, y a
la que los musulmanes llamaron Qabra) y no
otra cosa.
Y llegados aquí, seguimos con etimologías
para explicar por qué cualquiera puede ser ministro, pero no maestro. El
término maestro deriva de "magister", y este del adjetivo "magis" (más). Así pues, podemos definir MAGISTER como el
que destaca por conocimientos y
habilidades. Sin embargo, el término ministro
deriva de "minister", y este del adjetivo "minus" (menos). Por lo tanto, el MINISTER era el sirviente o el subordinado que
apenas sabía. (fuente: Historias de la Historia, de Carlos Fisas)
Por tanto, queda demostrado que para ser ministro hace falta… bien poco. De ahí, que al actual ministro Wert (teórico en comunicación, sociólogo y jurisconsulto) le vayan los "recortes a menos". Y para ser maestro o profesor, pues + estudios, oposiciones, conocimientos, etc.
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