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Que la vara de medir la aplica quien manda es sabido de todos. Que la hipocresía de los poderosos es notoria, también. Y cuando ambas, vara de mando e hipocresía, se juntan producen hechos tan llamativos como este...
En la Rasquera tarraconense, como plan anticrisis local, se realiza un refrendo y se aprueba, por mayoría, que la ABCDA (Asociación barcelonesa canábica de autoconsumo) ubique una plantación allí. Esta medida dejará unos 650.000 euros por año a las paupérrimas arcas municipales. En contra, la Fiscalía antidroga, la Abogacía del Estado, los Mossos de esquadra y un 44% de los lugareños. Si ambas posturas poseen sus respectivas razones legítimas y respetables, ¿cuál debe predominar?
¿Qué postura predominó para decidir la instalación de un cementerio nuclear en el Villar de Cañas conquense? Si en este último caso fue el interés general y la economía, pese a lo contaminante y peligroso, lo que decantó la balanza... ¿por qué ha de ser lo presuntamente tóxico lo que prevalezca sobre el interés general y la economía en Rasquera? Yo a estos fiscalizadores les mandaba al “tío de la vara” para marcarles prioridades.
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