Quitando que el festival
de Eurovisión es un club de amiguetes que se votan entre sí. Quitando que es un
evento musical que, salvo excepciones, tiene la misma calidad que una banda de
barrio en las fiestas de cualquier pueblo. Quitando que se magnifica la
publicidad comercial que se le da a nivel europeo, porque el internacional está
aún por ver. Quitando todo esto, nos queda el llamado prestigio nacional. Y
si vamos a él, mirando la posición obtenida por España en las últimas
participaciones, lo tenemos por los suelos.
Hablando de esta última
participación, pienso que hemos enviado a Eurovisión una canción “ñoña”,
con una letra cursi y repetitiva, que dormía hasta al dios del sueño. Y además, después de la mala interpretación, con gorgoritos y desafinos incluídos, no teníamos nada
que hacer. Y eso sin contar una puesta en escena simplona y melosa. Me llama la
atención el discurso del grupo español "El sueño de Morfeo", ¡con razón!, quitándole importancia al puesto
(penúltimos) y valorando la experiencia de cantar junto a otros. Vamos, que
haces el ridículo ante medio mundo y metes la cabeza en el suelo como el
avestruz. En fin, que ir pa ná es tontería… ¿o No?
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