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Nunca olvido una cara, pero con la suya voy a hacer una excepción (Groucho)
El origen de este post está en una captura de pantalla de una web que me trolea. Tanit, la que berrea en ese blog vomitivo graves
insultos contra mí so pretexto de haberle puesto “enferm(er)a” a su hija, no es
otra que la TROLEX que durante seis años
me ha dedicado lindezas de ese estilo en la red. Es la fiscal de los demás y la
jueza indulgente de sí misma. Simplemente leyendo lo que escribe y cómo lo
escribe, uno se da cuenta de la clase de persona que es.
Cabe decir que la tan cacareada enfermedad de
la hija desaparecía cada vez que íbamos a verla, pues las dos veces que se
terció tal ocasión… una se había ido con su novio suplente (el oficial
estaba de viaje) y la otra tenía fiesta.
Imagino que en ambas ocasiones sería para celebrar el desenlace feliz de
la recaída ocasional. Total, que el memo hizo 250 km hasta el Cantón para nada y la alarmada madre
fue para quitarse el presunto soponcio de la presunta enferma. “De tal palo tal
astilla”, como dice el refrán.
Y lo más grave del recurso a la enfermedad, a
mi modo de ver, es la propia enfermedad. Lo digo porque aún no tengo muy claro
de cual se trata. En ocasiones, y tengo mensajes maternos que lo acreditan, es
una fatiga crónica muscular y en otras es una deficiencia periódica de
colágeno. Si una enfermedad excluye a la otra, ¿en qué quedamos, pues?
Y la otra excusa (dejación de estudios de
enfermería por enfermedad) no es fiable ni objetiva, pues deja mucho que desear
el criterio sesgado de una madre sobre un vástago que no me tragaba y que realizaba actividades de sobre-esfuerzo físico, tanto en horas de ocio como de trabajo temporal, y las
publicitaba en las redes sociales.
Aunque lo que nunca podré entender, pese a mi estado anímico de entonces (duelo tras enviudar), es la razón última de haber salido unos meses de mi vida con una hipócrita que escribe "nada hay más doloroso que la enfermedad de un hijo/a" y que tacha a los míos de "deficiente" al pequeño y de "drogota" al mayor. O que, además, insulte a mis padres una impresentable que despotricaba barbaridades contra los suyos. ¿Cabe una TROLEX con una estupidez más contumaz y mono-maníaca? ¿Cabe un karma endémico más vil e infame?
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Aunque lo que nunca podré entender, pese a mi estado anímico de entonces (duelo tras enviudar), es la razón última de haber salido unos meses de mi vida con una hipócrita que escribe "nada hay más doloroso que la enfermedad de un hijo/a" y que tacha a los míos de "deficiente" al pequeño y de "drogota" al mayor. O que, además, insulte a mis padres una impresentable que despotricaba barbaridades contra los suyos. ¿Cabe una TROLEX con una estupidez más contumaz y mono-maníaca? ¿Cabe un karma endémico más vil e infame?
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