La humanidad, con su solo esfuerzo, ha llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria (Groucho)
Anteayer mi hijo mayor compartió conmigo en facebook el vídeo sobre "móvil-adicción" que os adjunto. Me gustó, porque refleja un mal de hoy en día preocupante. Todos
sabemos que este pequeño artilugio es necesario por su utilidad, pero también
sabemos que cualquier cosa conlleva serios riesgos si su uso es excesivo. Mi
reflexión personal, aparte de los programas o vídeos que he visto sobre este
tema, viene de mi quehacer profesional o de mi vida diaria.
En lo primero, porque observo con preocupación la
dependencia excesiva, casi enfermiza, que hacen l@s alumn@s en el centro
escolar. A pesar de que está prohibido traerlo, la mayoría hace caso omiso a
esta norma y lo usa en momentos y lugares indebidos. A la vez que conlleva una
sanción, que parece no importarles, se me han dado casos (varios) en que he
bajado puntos de la nota final o en que he tenido que suspender a tres
alumnas por usarlos en ¡exámenes! Y lo más grave es que, llamados a reunión los
padres en estos tres casos, todos ellos mostraron una comprensión y una permisividad
que rayaba en lo surrealista.
La prueba de la conexión con el mundo digital y la completa desconexión con el mundo real es también lo que observo cotidianamente. Personas con decenas de amigos en sus móviles, pero con una existencia casi vacía. Lo veo en los momentos en que estoy con mi novia o con mis hijos o con mi familia comiendo fuera de casa. Son parejas jóvenes o maduras, grupos de personas, que dejan de hablarse y se refugian en el “aparatito” para ver mensajes, enviar wassaps, remitir posts, reír ostentosamente de cierto vídeo recibido, pasarse cosas vía bluetooh, etc. Personalmente, la sensación que me dan es contraria a la que ell@s pretenden ofrecer. Porque yo tengo muy claro que la comunicación virtual es para otro tiempo y lugar… y que la realidad de una amena charla en buena compañía bien se merece que "silenciemos" estos artilugios y nos dediquemos de lleno a quienes están realmente con nosotros. Por educación y por devoción.
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