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Detrás de un gran hombre hay una gran mujer (Groucho)
HOY es una jornada muy especial para
las mujeres y, también, para los hombres auténticos. La ONU invitó a todos los
países a celebrar el “Día Internacional por los derechos de la Mujer” en 1977.
Desde entonces hasta ahora, se ha ido ampliando el círculo de países que
celebran este día. Por lo que respecta a la efectividad de su mensaje, aún
están por alcanzar algunos de los objetivos propuestos con respecto a los
hombres (igualdad salarial, libre elección, no discriminación sexual,
universalización de los cuidados domésticos, penalización social de la violencia
machista…), pero todo se andará.
En esta línea reivindicativa, los medios de comunicación de España lanzan sendas informaciones al respecto: (1) Los semáforos de algunas calles de Valencia capital recogen iconos femeninos, y (2) Los diputad@s de Compromís y Podemos proponen que se quite la coletilla de diputados del término “Congreso”.
Por mi parte, y aprovechando este día y mi propia profesión como lingüista,
yo haría otra propuesta de mayor calado. Me explico: los diccionarios de la
lengua, por influencia del Diccionario de la RAE, y apelando a una rancia
tradición (etimológica), que incluso va en contra de la regla general de
“ordenar las palabras atendiendo al orden alfabético”, colocan los adjetivos
calificativos de dos terminaciones con prevalencia del masculino sobre el
femenino. O dicho de un modo práctico: cuando alguien busca la palabra FEMENINA
en un diccionario se topa que tiene que ir a FEMENINO, NA para
encontrar sus significados (incluso alguno machista); y lo mismo ocurre con
términos como ‘buena, delicada, melosa, seria, vana’ y otros cientos más de
adjetivos.
En definitiva, hay que abogar por la prevalencia de la letra A femenina sobre la O masculina en las entradas lexicográficas; es decir, que para buscar FEMENINA vayamos a la palabra ‘FEMENINA, NO’ por ser de ley, tanto desde un punto de vista léxico como social. ¿Llegará algún día esta justa reflexión a los académicos de la RAE? Mientras tanto, como la existencia debe ser poesía, os recuerdo que “sin la mujer, la vida es pura prosa” (R.Darío)
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