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No reírse de nada es de tontos, reírse de todos es de estúpidos (Groucho)
Decía Hesse que "hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos". ¿Cómo hemos de interpretarlo?
En ocasiones, alguien escribe poemas sin destreza formal o argumental. Y otros individuos de igual sesgo le convalidan su valía poética, basándose en parámetros instintivos o meras apreciaciones subjetivas apoyadas en el manido "sobre gustos no hay nada escrito" o, en el peor de los casos, en un mero halago de cortesía, olvidando que "la adulación es una moneda que empobrece a quien la recibe".
Casi siempre la presunta creencia de cierta espontaneidad genial se da en ciertas personas que apenas leen o comentan poesía y que, haciendo caso omiso del Umberto Eco filósofo, no saben que "nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración".
En estos casos, la inspiración es "negativa", tanto por nacer de un autor sin rigor como por ser valorada sin un criterio definido por gente bonancible. Es muy común ver esto en creaciones que apenas resisten un sencillo análisis métrico, un simple estudio estilístico o un mero examen temático.
Pongamos ejemplos... o mejor no, ya que todos tenemos en mente a más de uno de esos excelentísimos vates virtuales. Su contrastada vanidad poética solo es proporcional a su propia banalidad existencial.
Como escribía Rodolfo Fogwill, habría que hacerles una llamada de atención:
Se necesitan malos poetas. [...]
Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible.
O la inversa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.
O como señala Juan Gonzalo Rose en 'Los malos poemas':
No lo destruyas.
No los eches
al pozo de los cielos.
Tal vez ellos retornen
después que la belleza
se haya ido.
En definitiva, sin recrearnos más en el tema, cabría concluir esta brevísima reflexión con una cita de Ernesto Cardenal: "los malos poetas es por falta de humildad". Falta de humildad propia y ajena, por supuesto. Aunque habría que darles el valor añadido de que estos aprendices líricos son siempre necesarios, muy necesarios, para poder apreciar y honrar a los verdaderos poetas.
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2 comentarios:
Pongamos que el mal poeta escribe "replique de campanas" en lugar del correcto "repique de campanas". ¿Cómo es posible que entre tanto seguidor-creador nadie se atreva a 'enmendarle la plana'? La respuesta es que son una panda de aficionados con discutible interés literario.
Y pongamos que la misma autoría, cuatro meses después, escribe "el viento silva" en lugar del correcto "el viento silba" y lo comparte en varios grupos poéticos de facebook. ¿Cómo es posible que tanto seguidor-creador no diga nada al respecto? La respuesta es, sin duda, que son un grupo de amiguetes con dudoso conocimiento ortográfico.
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