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Es normal que todo ser humano cometa errores. Lo anormal es que alguien crea que sus errores son menores que los de otros y, asumiendo ese dislate, arremeta contra las faltas ajenas retorciéndolas hasta la desmesura.
La sicología habla de efecto Dunning-Kruger para referirse a la tendencia por la que ciertas personas incompetentes e inseguras infravaloran a los demás.
Ese tipo de criaturas solitarias y chismosas, que suelan acabar sus relaciones amorosas en despecho furibundo, se muestran como un cóctel perfecto de inmadurez, soberbia y rencor.
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En mi caso, tras quedar viudo y solo, mi traspié fue toparme con una de esas criaturas. Y no la vi venir, pues manipuló actos y emociones a su favor.
Primero se mostró afable y comprensiva, incluso feliz a mi lado; después, sacó unos 'prontos' que supo justificar con mil y una excusas; y, al final, sólo me dio la opción de romper lazos familiares y aislarme con ella en su inframundo.
De ahí que, al separarnos, pillase una rabieta que aún perdura y que le da fuste para su impostado victimismo feminista.
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He comprobado que esta MOsca coJONera en ocasiones similares ha obrado de igual modo: infamias e insultos contra los ex (inter)nacionales, creando incluso falsos perfiles en las redes sociales para confundir y desacreditar.
La mayoría ha hecho caso omiso a sus tropelías, pero yo, debido a mi rebeldía innata, he contestado a sus mensajes denigrantes en una proporción de 1 mío frente a 10 suyos (sin exagerar).
Sinceramente, los insultos hacia mi persona “me importan un pijo”, pero a nadie le gusta que se metan con su familia, con su pareja o con sus muertos.
Sus excesos verbales los guardo en dos discos duros y en dos documentos legales. En estos últimos, la reflexión de notario y de abogado fue la misma: NO RIGE BIEN. Circunstancia luego confirmada en un juzgado cantonal.
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Tras advertirle que dejase de molestarme y presentarle una demanda civil, bajaron sus ataques internautas. Pero como “la cabra tira al monte”, la vida de nini pensionista es aburrida y el desamor la persigue, volvió a las andadas.
Aunque ahora su uso de múltiples perfiles atacantes en la red ha cambiado: dos perfiles verdaderos (junto a residuos antiguos), haciéndose pasar por desvalida acosada en vez de la acosadora terca y grosera que realmente es.
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Lo cierto es que, con el tiempo, tras sus manidas y cansinas necedades, puse vídeos de despedida. Uno tras un sexenio y otro tras una década, elaborados ambos en concordancia con su grosero proceder.
Lógicamente ya no habrán más despedidas, porque la metomentodo ha colmado mi paciencia con sus miserables reflexiones hacia mi padre recién fallecido y hacia mi viuda madre.
Su indecencia y falta de respeto no merecen un exabrupto ramplón y chabacano (como ella hace), sino una respuesta inteligente y mordaz. Por eso, ciertos poemas para calmar enfados puntuales verán "la luz" periódicamente mientras siga mencionándome.
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La realidad es que soy poeta y para mí es un reto literario poder recrear con versos satíricos la cita que precede a estas reflexiones (ver imagen).
Lo que transcrito con sencillez viene a decir que puedo ser bueno con quienes lo merecen, pero que debo combatir con firmeza a toda criatura pijotera.
Y así será mientras la cansina y torpe chismosa "Acho-pijo" me siga suministrando paranoias mentales disparatadas como carburante sarcástico para mis poemas, que ya tuvieron algún que otro precedente.
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